Gracias a que se hicieron algunas solicitudes de información a través de la Ley de Libertad de Información de Estados Unidos, nos enteramos que se ha estado intercambiando información, opiniones y varios documentos entre la directora de la división de enfermedades cardiacas del Center for Diseasse Control (CDC), Bárbara Bowman, y el estratega de Asuntos Cientificos y Regulatorios de Coca-Cola, Alex Malaspina.
Esta información entra directamente en la disputa entre los gobiernos y las empresas por la implementación de varias políticas públicas que prohíban o tengan el objetivo de disminuir considerablemente el consumo de bebidas azucaradas para ayudar a la disminución de problemas de obesidad y padecimientos crónicos. A pesar de que han sacado varios productos “sin azúcar”, esta industria se ha visto muy afectada por las medidas que los gobiernos han tomado en contra de estas bebidas.
Esta relación entre la funcionara y el ejecutivo se dio a conocer gracias al trabajo de la periodista Carey Gilliam, quien también reveló que durante los correos que se estuvieron enviando durante todo un año, había información sobre los “Proyectos de Principios” de 8 asociaciones público-privadas, así como el informe sobre la política del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, que tenía el objetivo de disminuir el consumo de las bebidas azucaradas y varios informes del CDC.
En estas pláticas también se habló sobre las preocupaciones que tenían con respecto a la aceptación del nuevo formato de Coca-Cola con el edulcorante Stevia y los límites de ingesta diaria de azúcar puesto por la Organización Mundial de la Salud.
Gilliam público para The Huffington Post que la salida de la investigadora se dio justo dos días después de que saliera a la luz el hecho de que dio orientación al principal impulsor de Cola-Cola para influir en los Organismos Mundiales que regulan las políticas de las bebidas azucaradas.