Muchas personas con vecinos molestos tienen el sueño de despertar un día, y ver que son los únicos que quedan en su vecindario. Claro está que algo así es poco probable que suceda. A menos que seas Kelly Doyle, una mujer que reside en Dursley, dentro del condado de Merseyside, Inglaterra. Ella ha llegado a ser realmente, la única habitante de su barrio, aunque esto no la hace tan feliz como algunos podrían imaginar.
Y es que además de vivir completamente sola, Kelly no puede usar la puerta principal de su vivienda. Tiene que entrar y salir a través de una ventana; cual si estuviera allanando su propio domicilio.
Todo comenzó cuando años atrás, la constructora Knowsley Housing Trust compró todas las viviendas de los residentes del vecindario, para llevar a cabo su gran proyecto inmobiliario. Alrededor de 80 personas se mudaron a otro sitio, pero ella se negó a dejar el lugar.
Y es que Kelly nunca llegó a un trato con la compañía, debido a que el dinero que le ofrecían, no alcanzaba a pagar todas las restauraciones que le había hecho a su casa.
Así, el trabajo de construcción comenzó con ella aun viviendo en medio del caos. La empresa ha demolido buena parte del barrio y a consecuencia de la obra, la puerta de esta mujer se quedó sin funcionar, impidiéndole entrar y salir como se debe.
Los últimos dos años, Kelly ha descrito su vida como un auténtico infierno. Desearía poder irse a vivir a otra parte, si tan solo la constructora accediera a pagarle un precio justo por su hogar. Quejarse con las autoridades no ha servido de mucho, debido a que la compañía tiene todos sus papeles en construcción.
A día de hoy, todavía no hay podido llegar a un acuerdo satisfactorio para ambos.