Betsy Ayala tuvo las navidades más amargas durante el 2013. Esta joven madre parecía tenerlo todo, acababa de ser mamá de una hermosa niña y contaba con una pareja estable, desde hacía 17 años… o eso era lo que ella creía.
Resultó que su esposo llevaba tiempo engañándola con una compañera de su trabajo; como se dio cuenta tras encontrar unos mensajes de Facebook en su teléfono.
Pero no solo eso, sino que además, tanto él como la amante hablaban mal de Betsy a sus espaldas, llamándola “vaca” y “fea”. Aquello fue como un balde de agua fría para ella, quien en esos instantes pesaba 123 kilos.
Llevaba meses luchando contra el sobrepeso y adaptándose a la maternidad como para soportar todo aquello.
En vez de armar un escándalo o tramar alguna venganza desesperada, Betsy tomó una decisión: iba a mejorar su cuerpo a como diera lugar para darle un motivo a su hija por el cual estar orgullosa de su madre. Ni su esposo, ni su amante pisotearían su autoestima.
“Estaba destrozada, mi mundo se vino abajo”, confesó, “lloraba en todas las sesiones de entrenamiento. Pero elegí cambiar por mí y por mi hija. Quería ser un ejemplo para ella”.
Aquello supuso todo un cambio de hábitos para Betsy, quien dejó a un lado la comida chatarra y se puso a entrar todos los días en compañía de su hermana, corriendo, levantando pesas e incluso practicando gimnasia.
Pronto descubrió que esa era una manera muy efectiva de controlar su ansiedad y en tan solo un par de años, su cuerpo se transformó por completo.
Hoy, Betsy es una entrenadora profesional que ayuda a otras personas a bajar de peso y sentirse bien con ellas mismas.
Más que guardar rencor a su ex, agradece la experiencia por haberla motivado a ser mejor.
