La tribu Gurung de Nepal ha estado recolectando miel de acantilados del Himalaya durante siglos, arriesgando sus vidas en una antigua tradición que se ha transmitido a lo largo de muchas generaciones. Pero la recolección de miel que dura tres días y se produce dos veces al año se encuentra amenazada por la rápida disminución de las poblaciones de abejas, la comercialización de la miel medicinal y el turismo.
El pueblo Gurung, también llamados Tamu, son una tribu indígena de los valles de las montañas de Nepal. La historia de los Gurung tiene un antiguo pasado, se cree que la etnia Gurung migró desde el Tíbet en el siglo XI dC hasta la región central de Nepal.
Los miembros de la tribu Gurung de Nepal son cazadores de miel, arriesgando sus vidas para llegar al nido de abejas en las estribaciones de la cordillera del Himalaya, usando nada más que escaleras de cuerda hechas a mano y largos palos llamados tangos. La mayoría de los nidos de las abejas de la miel se encuentran en los acantilados inaccesibles y empinados, fuera del alcance de los depredadores y de la exposición a la luz solar.
En diciembre de 2013, el fotógrafo Andrew Newey pasó dos semanas viviendo con los Gurung en una aldea de una montaña remota en el distrito central de Kaski en Nepal, uniéndose a la recolección de miel de otoño que dura tres días y documentando los riesgos y habilidades de los participantes en esta tradición tan arriesgada.
Antes de comenzar la recolección de la miel, se requiere que los cazadores de miel, conocidos como ‘kuiche’, lleven a cabo una ceremonia para aplacar a los dioses de los acantilados. Esto implica sacrificar una oveja, ofreciendo flores, frutas y arroz, y rogando a los dioses de los acantilados garantizar la seguridad de los colectores. Tener la protección de los dioses, sin duda, es muy útil para estos cazadores, ya que escalar los acantilados se basa en trepar por viejas escaleras de cuerda hecha a mano que han sido transmitidas por sus antepasados.
Los recolectores de miel utilizan humo para expulsar a las miles de abejas enojadas. Palos largos llamados tangos con una hoz en un extremo se utilizan para cortar el panal que se encuentra en la pared del acantilado. El uso de otro palo para guiar la cesta que cuelga a su lado, sirve para recoger el panal a medida que cae antes de que se precipite a la tierra. Hasta una docena de hombres realizan tareas de apoyo a quien esta colgado en el aire.
Después de un duro día de trabajo realizan una caminata de tres horas de vuelta a la aldea, después de recoger 20 kg de miel, esta se divide entre los habitantes del pueblo y uno de los primeros usos es una taza de té con miel.
La disminución del número de recolectores de miel es debido a que los más jóvenes de la tribu son reacios a aprender el oficio; además la creciente reputación medicinal de la miel del Himalaya, se ha traducido por parte del gobierno en la apertura a nuevos contratistas para recoger la miel en lugar de utilizar la fuera laboral de las tribus indígenas, lo que conduce al agotamiento de los recursos para los cazadores de miel tradicionales.
La cosecha de miel es una de las más antiguas actividades humanas y todavía es practicada por las sociedades indígenas en partes de África, Asia, Australia y América del Sur. Algunas de las primeras evidencias de la recolección de la miel se puede ver en pinturas en la roca, estas se remontan a 10.000 años atras y se encontraron en una cueva en Valencia, España.
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