En la delegación de Tlahuác, existe un sitio que es bastante conocido para la mayoría de los habitantes de la Ciudad de México y que, a finales del mes de octubre, recibe muchas visitas debido a las costumbres y expresiones culturales que la gente le ofrece a sus difuntos. Se trata de San Andrés Mixquic o Mixquic, como se le conoce más popularmente. Este sitio es uno de los siete pueblos originales de la zona y se halla al sureste de la urbe.
Su nombre se deriva del vocablo nahuátl mizquitl, el cual quiere decir “mezquite” y de la conjunción “dentro de“ o “sobre”. Por lo tanto, se puede decir que el mismo significa “tierra de mezquites”.
En sus inicios, el poblado entero se levantaba en una isla que se encontraba en el centro del Lago de Chalco. Fueron los chalcas, los chichimecas y los cuitlahuacas quienes se encargaron de su fundación en el año 1168, adoptando la pesca como su principal actividad para el sustento.
Aquí, también se levantaron las famosas chinampas, que tan útiles eran para cosechar alimentos.
Aún después de La Conquista y durante la época del Virreinato, los pobladores de Mixquic pudieron conservar una relativa autonomía, ya que las autoridades españoles nunca se asentaron en la isla. El único contacto que tuvieron con ellas fue cuando se inició el proyecto de construir la primera catedral de México, para lo cual los mixquitecas prestaron valiosa mano de obra.
Aparte de esto, ellos eran los encargados de suministrar a la ciudad con pescado blanco, maíz, frijol y otros alimentos de sus huertos; mismos que hicieron del suyo un huerto importante.
En 1910 sin embargo, la gente de Mixquic decidió unirse a los zapatistas para conservar su derecho sobre las propiedades del Lago de Chalco.
Hasta hace poco, las chinampas seguían siendo su mejor medio económico.