Dentro de la colonia Narvarte, en la zona sur de la CDMX, hay un área a la que todo el mundo conoce como “Etiopía”, igual que el país africano. Ninguna calle se llama de esta manera. Sin embargo, en décadas anteriores la glorieta ubicada allí mismo llegó a conocerse como “la glorieta de Etiopía”. Hoy, se le conoce también así a la estación del metro y a la plaza que se encuentran en las cercanías.
Pero ¿de dónde proviene este nombre tan peculiar? Todo se remonta a la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando Benito Mussolini decide invadir dicha nación africana, reduciendo a su población drásticamente en un período de seis años.
En aquel entonces, el emperador etíope Tafari Makonnen se exilió a Inglaterra y pidió ayuda internacional. México fue uno de los países que le ofreció solidaridad.
En 1954, tras regresar a su trono, Makonnen visitó la Ciudad de México y fue recibido por el mismo presidente Adolfo Ruiz Cortines. Consigo, trajo unas exóticas palmeras africanas que fueron plantadas en la mencionada glorieta en señal de agradecimiento. Desde entonces, a la misma y a la zona en común se les empezó a conocer como Etiopía.
También se renombró a un hotel que existía en el área como “Hotel Suites Emperador”, para honrar al monarca. Actualmente, este edificio alberga varios despachos de gobierno.
Incluso se instauró un instituto cultural que promovía la cultura africana y de los rastafaris. Así mismo, Makonnen nombró a un punto de su país “Plaza México”, en honor a la República Mexicana.
Hoy las palmeras han desaparecido, (presumiblemente se plantaron en el camellón de Florencia) y son pocas las personas que recuerdan la estrecha amistad, que alguna vez unió a nuestro país con aquel reino africano, del que por cierto, Makonnen fue su último regente.