El pasado 21 de septiembre, Corea del Norte anunciaba la posibilidad de hacer pruebas con una bomba en el Océano Pacífico, debido a las constantes amenazas de Trump por Twitter. Dicha detonación, que presuntamente se llevaría a cabo por debajo del agua, de inmediato encendió las alarmas de muchos especialistas e investigadores, por no mencionar los medios de comunicación.
¿Cuáles serían las consecuencias de una prueba de tal magnitud? Esto es lo más relevante que han mencionado los expertos:
- Olas gigantescas. Debido a las ondas de choque producidas por el plasma liberado en el agua, se podrían esperar no solo grandes olas, sino una gran cantidad de vapor y residuos que se dispersen por el aire. Esto, desde luego, no equivale a un tsunami, cuya potencia natural es cientos de veces más poderosa.
- Vida marina. Quienes sí están en peligro, son las criaturas que habitan en territorio submarino. Los efectos biológicos podrían matar a cientos de peces y otras especies marinas; eso sin mencionar que actividades como la pesca o el buceo tendrían que suspenderse completamente debido a la contaminación.
- Alimentación. A causa de la matanza de la población marina, muchas personas tendrían que modificar aspectos importantes de su dieta. No olvidemos que regiones como Hawaii o Japón, basan su alimentación en el pescado fresco y los mariscos del Pacífico.
- No hay muchas probabilidades de lluvia radioactiva. No es un hecho usual después de las detonaciones de prueba y gracias al volumen de los mares, los compuestos químicos disueltos en el agua marina no se considerarían una amenaza seria. Sin embargo, si se desplazarían con las corrientes oceánicas.
Los científicos están preocupados, más que nada, por la amenaza que esto representa para la diversidad marina y, aunque con efectos más lentos e indirectos, para los humanos.
¿Qué será lo siguiente?