Existe un fenómeno natural que cada vez es más común en las regiones de Sudamérica: el de los ríos voladores.
Tal y como su nombre lo dice, se trata de potentes cargas de agua que se trasladan a través del aire, provenientes de la evaporación del Océano Atlántico Tropical y los ríos en la Amazonía.
La transpiración de gran parte de los árboles en la región amazónica, es otro factor que contribuye a su crecimiento. Resulta increíble pensar que la selva es capaz de liberar hasta veinte billones de litros de agua al día, a través de la sudoración de sus organismos vegetales.
Lo impresionante de estos ríos es la altura y el volumen que pueden alcanzar, hasta dos kilómetros con respecto al suelo y una cantidad que superaría a la de todas vertientes del Amazonas.
Toda esta agua es la responsable de la mayoría de las lluvias en América del Sur, llegando a cruzar los Andes y concentrándose en países como Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Una de las principales características en este tipo de ríos, es la impactante velocidad que son capaces de alcanzar y su intenso nivel de evaporación.
Si bien es cierto que son un factor indispensable para el desarrollo agrícola en países latinoamericanos, también es de considerar que en los últimos años, su frecuencia ha aumentado drásticamente como consecuencia del calentamiento global.
Eso sin contar las consecuencias negativas que arrastrarían en zonas delicadas, como por ejemplo, Río de Janeiro en Brasil; pues muchas ciudades son vulnerables a inundaciones y traslaciones de tierra.
Es por eso que a día de hoy, varios expertos analizan como combatir la deforestación que pone en peligro el delicado equilibrio de la selva amazónica. No solo por preservar el Medio Ambiente, sino también para salvar miles de vidas en el futuro.