En medio de la Bahía Dorada de Tasmania, Nueva Zelanda, se encuentra el emblemático y hermoso Parque Nacional Abel Tasman, un idílico paraíso de blancas arenas nombrado así en honor al explorador del mismo nombre.
Con 23,000 hectáreas de extensión, esta reserva acariciada por las aguas turquesas del océano se ha vuelto el lugar preferido de miles de visitantes cada año, especialmente por la posibilidad de dar paseos en barco y kayak.
Destaca en él un precioso monumento natural, conocido como Split Apple Rock, en castellano, La Roca de la Manzana Partida.
Y es que al mirarla con atención, es muy fácil deducir la razón por la que se le ha dado dicho nombre.
Ubicada a tan solo 50 metros de la playa entre Kaiteriteri y Marahau, esta atracción turística ha contribuido a darle gran fama a Abel Tasman.
Las aguas que la rodean tienen muy poca profundidad, por lo cual es posible acercarse caminando desde la costa.
Si bien han surgido varias teorías sobre lo que pudo provocar que la piedra se partiera en dos, nadie ha llegado a estipularlo de manera precisa; aunque es seguro que sucedió por medio de algún fenómeno natural.
Por supuesto, las leyendas no podían estar exentas en este tema. La tradición del pueblo maorí, que antes habitaba la isla, ha persistido hasta nuestros días, dotando a Split Apple Rock con diversos mitos.
El más extendido habla sobre una batalla entre dioses, que se disputaban la posesión de la piedra.
Al no poder vencer al otro, llegaron al acuerdo de dividirla en dos mitades para cada uno.
Además de los paisajes playeros y este impresionante punto turístico, el parque ofrece kilómetros de bosque para explorar, preciosos acantilados rocosos y un clima templado bastante agradable, que le permite ser visitado en todas las estaciones del año.