Esto le sucedió a Roberto Medrano González, quien tiene 23 años de edad y estudió la licenciatura de Filosofía en la UNAM. Al terminar la licenciatura, compartió su historia con respecto a su proceso de admisión para la maestría de filosofía en la Facultad.
Para su maestría, aplicó en la facultad de Filosofía de la UNAM y en algunas universidades europeas. Se preparó durante medio año estudiando idiomas, ahorrando dinero y redactando un ensayo filosófico sobre la epistemología de Bertrand Russell. Envió todas las solicitudes a universidades extranjeras entre diciembre y enero.
En las universidades extranjeras lo más importante era en ensayo filosófico, así que su estrategia principal fue enviar el mejor escrito que pudiera.
En ese momento empezó con el proceso de admisión para la maestría en la Facultad de Filosofía de la UNAM, proceso que era completamente distinto al de las demás universidades. En la UNAM le exigieron una gran cantidad de documentos, hacer un examen de admisión y asistir a una entrevista, cosas que las otras escuelas no necesitaban.
Roberto comenta que aprobó el examen, aunque no sabía exactamente cómo lo hizo, ya que no dan calificaciones ni comentarios al respecto. Después tenía que entregar la documentación completa y sin ningún error, ya que buscan hasta el error más pequeño para descalificarlo. Tuvo que subir los documentos a dos páginas y entregar copias en persona.
Después de todo esto –y a diferencia de las universidades en el extranjero– le pidieron que hiciera un anteproyecto de investigación y quie consiguiera una carta de un tutor interno que aceptara dirigir su investigación. Dos profesores aceptaron dirigirlo, pero la UYNAM los rechazó porque no estaban aceptados por su burocracia.
Tuvo que ponerse en contacto con toda la lista de tutores autorizados. Consiguió muchas respuestas negativas hasta que un profesor de prestigio lo acepto.
Al llegar a su entrevista, había un hombre, un mujer y otro hombre en videoconferencia. Comenzaron con preguntarle “qué es epistemología para ti?, para decir decirle “Hay muchas cosas que no entendemos de tus textos”. “No lo tomes personal pero…. No entendemos cómo obtuviste las cartas de recomendación de tu tutor”, insinuando que había hecho algo ilegal para conseguirla.
Cuando Roberto les pregunto qué parte del texto no entendían, se limitaron a decir “Todo, no entendemos nada, esta todo mal”, para después pedirle que hiciera un intento al siguiente año.
Dos semanas después fue aceptado por una universidad europea que tiene mayor prestigio y que está mejor colocada en el ranking de las mejores universidades del mundo.