Cuando Trinity Smith de Colorado, Estados Unidos, escuchó que un perro vagaba perdido por las montañas, decidió ponerse en marcha para ir a rescatar el animal. Los vecinos llevaban oyéndolo aullar por varias noches y podía necesitar ayuda. Parecía increíble que una criatura doméstica hubiera ido a parar ahí.
Incluso se llegó a pensar que se trataba de un lobo, lo cual habría tenido más sentido.
Pero Trinity tenía un presentimiento. Unas semanas atrás, una perrita de Chloe se había extraviado en las cercanías y la chica pensó que podía tratarse del mismo animal.
El primer día en que llegó a la montaña, la muchacha se pasó horas buscando por los alrededores en vano. Cuando cayó la noche volvió a casa, pero al día siguiente volvió a subir la ladera en compañía de Sean Nichols, otro amigo amante de los animales. Esta vez, los dos recorrieron el terreno por horas, sin muchas esperanzas.
Estaban por abandonar la búsqueda cuando escucharon unos débiles ladridos en las cercanías. Al llegar hasta unas piedras, vieron a un perro bastante desnutrido y herido que no podía tenerse en pie. La falta de alimento lo había dejado en los huesos.
Rápidamente, Sean lo tomó en brazos y bajaron hasta su vehículo para trasladarlo a la veterinaria.
Allí se enteraron de que efectivamente, el perro era Chloe, la hembra que se había perdido días atrás. Con apenas doce kilos de peso y una edad avanzada (tiene 14 años de edad), había sido un milagro que sobreviviera por tantas semanas.
Gracias a Sean y a Trinity, sus dueños pudieron recuperarla y asegurarse de que recobrara la salud.
Hoy Chloe ha vuelto a ser una perrita saludable y vivaz. De vez en cuando, sus nuevos amigos humanos pasan a visitarla para jugar con ella. Sabe que ellos son sus ángeles de la guarda.