Johnny Servantez era una de esas personas que creían que no tenían la obligación de ayudar a los desamparados. Cada vez que se encontraba con alguien sin techo, pensaba que lo más fácil era pasar de largo. Al fin y al cabo, él no tenía la culpa de que algunas personas tuvieran tan poco. Pero un día las cosas cambiaron.
Este sujeto de Indianápolis, Estados Unidos, paseaba por un mercadillo cuando vio a lo lejos algo que le llamó la atención.
Un vagabundo estaba sentado en el suelo, sin camisa. Los huesos se le notaban de lo delgado que estaba y se le veía necesitado. Dejando de lado su habitual indiferencia, Johnny decidió acercarse a él para preguntarle si necesitaba ayuda.
Así se enteró de que su nombre era Johnny Rhodes. Estaba desempleado y llevaba días sin comer.
Servantez le dio algo de dinero para que comiera, le tomó una foto y la compartió por las redes sociales, explicando su localización e invitando a sus conocidos a que le ayudaran con lo que pudieran.
Nunca imaginó lo que aquello desataría.
Tras viralizarse la imagen, un hombre llamado Danny Rhodes reconoció a su hermano en aquel desamparado al que había ayudado. Llevaban siete años sin verse, a raíz de la muerte de su madre. A partir de ese instante, Danny le había perdido la pista y verlo reaparecer en tan mal estado le rompió el corazón.
Intentó buscarlo en el mismo lugar donde lo había encontrado Servantez, pero no tuvo suerte.
Sin embargo, gracias a la cooperación de decenas de personas en las redes sociales que compartieron la foto, finalmente lo encontró y fue capaz de llevarlo a casa. Hoy, Johnny Rhodes luce más saludable, tiene un techo donde dormir, su propio dormitorio y puede bañarse a menudo.
Nunca sabes como la más humilde acción puede cambiar tu mundo.