Lamentablemente sucedió lo que millones de personas temían: Donald Trump ganó las elecciones de Estados Unidos. Una vez que Barack Obama diera entrega de la presidencia, sabíamos lo que sucedería.
Desde antes de que Trump iniciara su campaña como candidato a la presidencia, el polémico empresario prometió que acabaría con todos los programas que tenían algo que ver con el cambio climático, que aumentaría el número de presos de Guantánamo, y que se desharía de toda la población de inmigrante, comenzando por construir un gran muro en la frontera, el cual, según él sería pagado por México.
Poco más de una semana desde que tomó el poder, ya ha firmado algunas acciones ejecutivas en contra de México, pero se ha encontrado con una gran cantidad de barreras en su camino, ya que además de que el pueblo mexicano se unió con su gobierno para evitar que se sometieran ante él en las negociaciones, se dio cuenta que el ex presidente Barack Obama dejó protegido a su vecino del sur.
Cuando México se negó a negociar el tema de la construcción del muro, Trump aseguró que el país latinoamericano pagaría por el muro al aumentar un 20% el precio de todas las exportaciones hechas de México a Estados Unidos.
Pero todo parece indicar que este tipo de decisiones son improcedentes gracias a las decisiones que tomó Barack Obama en sus últimos días como presidente.
Gracias a las reformas que Obama aprobó, se prohibió que cualquier institución del gobierno de Estados Unidos pudiera usar recursos federales para vulnerar derechos de cualquier nación que haya celebrado un Tratado Internacional con Estados Unidos.
De esta forma, gracias a las reformas que dejó Obama, el gobierno de EU no puede incrementar aranceles a productos mexicanos y usar esos recursos para la construcción de un muro y afectar los derechos de los ciudadanos de México.