Existe un lugar en Siberia, a las afueras de Batagai y al nororiente de la Federación de Rusia, que ha sido llamado por años “la entrada al inframundo de Siberia”. Se trata de un enorme orificio que lleva años extendiéndose y es uno de los más grandes en el mundo. El cráter Batagaika surgió de la tierra hace 56 años y cada doce meses aproximadamente, se expande un promedio de 15 kilómetros.
Situado en el distrito de Verkhoyansk, a más de 600 de Yakutsk, capital de la República de Sakha, hace mucho tiempo que es una atracción irresistible para investigadores de todo el mundo.
Y es que Batagaika, más que ser un cráter místico o corriente, actúa como un termómetro natural para el planeta.
La capa de permafrost contenida en su parte más profunda, con rocas que han permanecido a temperaturas bajo cero por miles de años, nos ofrece un indicio muy importante de como era el clima hace milenios y probablemente, de como será en el futuro.
Debido al calentamiento global, se conoce la existencia de cráteres similares en lugares como Canadá o Groenlandia, aunque ninguno tan grande como este de Siberia.
Batagaika comenzó a abrirse en los años 60 pero no fue sino hasta tiempo después, que atrajó la atención del investigador británico Julian Morton, y todo su equipo de la Universidad de Sussex.
Actualmente cuenta con 3.1 millones de kilómetros cuadrados y la ciudad de Yakutsk, que es la más cercana a su locación, se tiene como el lugar más frío en el planeta, pues allí las temperaturas llegan a descender a 35 grados bajo cero; especialmente durante el primer mes del año.
Esta depresión surgió por efecto de la erosión del suelo, cuando los árboles que cubrían la zona fueron talados y el suelo debajo se hundió.