El origen de la fortuna de Trump: un prostíbulo ilegal

Si hay algo que se le dé bien a Donald Trump, es hacer dinero, pues a lo largo de los años ha construido un imperio que se basa sobretodo en cadenas de hoteles y restaurantes, además de otros variados negocios. No muchos saben que este talento proviene de familia, pues fue su abuelo, Frederick Trump; quien por cierto era un inmigrante ilegal de Alemania, quien comenzó amasando una considerable fortuna a finales de 1800.

Sin embargo, el negocio que le dio todo esto no contaba precisamente con la mejor reputación.

Gwenda Blair, biógrafa que ha rastreado la historia de los Trump a lo largo de tres generaciones, cuenta que Frederick arribó a Estados Unidos en 1885, con 16 años de edad y ningún conocimiento del idioma inglés.

Eso no le impidió establecer algunas posadas que, durante la época en la que los trabajadores buscaban oro, se convirtieron en populares lugares de lenocinio, donde ellos podían comer y rentar habitaciones para ser atendidos por las damas. Los mismos se encontraban abiertos todo el día y, según lo que predicaba un anuncio del periódico Bennet Sun de 1899, “con sitios privados para fiestas y mujeres”.


Su propiedad más famosa fue el restaurante Arctic, que levantó al lado de su socio Ernest Levin. En cada dormitorio se podía encontrar una cama y una báscula en la que pesaban el polvo de oro, que era empleado como método de pago.

El negocio prosperó y le permitió al alemán cumplir con el sueño americano, aunque no era su intención quedarse en el Nuevo Continente. Sin embargo, debido a que había eludido el servicio militar en Alemania, su gobierno le denegó la estadía y tuvo que quedarse definitivamente en Estados Unidos.

Pensar que un simple acontecimiento habría cambiado para siempre la historia que conocemos hoy en día.

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