La Naturaleza está repleta de pequeñas maravillas que no siempre son percibidas en el momento justo.
Uno de esos diminutos milagros, son las flores Udumbara, las cuales son nativas de Asia y de acuerdo con las enseñanzas budistas, una señal divina para la humanidad.
Con tan solo un milímetro de diámetro y un aspecto sumamente delicado, estas florecillas son capaces de resistir a todo tipo de factores climáticos, desde lluvia hasta granizo. Sin embargo, también son sumamente raras, ya que solo florecen cada 3,000 años.
Udumbara, es una palabra que quiere decir “flor de buen augurio que proviene del cielo”. Las Escrituras Budistas afirman que el florecimiento de esta planta, es una señal de la llegada del Chakravartin, mítico salvador conocido como el Rey Santo que Gira la Rueda, un iluminado que encaminará a la humanidad a convertirse en mejores personas.
Si bien por cientos de años no se pudo encontrar un solo ejemplar de las florecillas, desde hace veinte años se sabe que están resurgiendo en diversos lugares.
El primer avistamiento importante se dio en el año 1997, a las afueras de un templo de Corea del Sur. Un grupo de turistas las aplastó al entrar y salir, sin darse cuenta de lo que estaban pisando. Con todo, las pequeñas sobrevivieron maravillando a los expertos.
Mucha gente considera el resurgimiento de la Udumbara, como una auténtica señal de salvación para el mundo, ya sea tomando al pie de la letra las profecías budistas o meramente en el sentido espiritual. Hay quienes dicen de hecho, que este acontecimiento nos avisa de la llegada de un nuevo Buda.
Nosotros no sabemos que pensar, pero en una época tan llena de tensión política a nivel mundial como la que estamos viviendo, resulta bonito pensar en que señales como estas, puedan ser reales.