Existe en Hong Kong, una extraña ciudad abandonada que en otros tiempos fue una de las más habitadas del lugar. Se trata de Kowloon, una urbe fundada durante el reinado de la dinastía Song, cuando la isla le fue cedida a Gran Bretaña en 1842 y hubo que establecer un punto de control desde el cual se pudieran revisar las actividades de la región, sin violar los acuerdos entre ambos países.
Durante el siglo XIX, la ciudad fue reconstruida a manera de fortaleza y a partir de entonces, empezó a crecer de manera rápida y caótica.
Las casas se amontonaban las unas sobras las otras, sin seguir planos ni instrucciones de arquitectos o ingenieros y simplemente, limitándose a ampliar la construcción en función de las paredes que ya estaban erigidas.
Las calles de Kowloon también se caracterizaron por su estrechez, pues ninguna de ellas llego a medir más de un metro.
Se le llegó a conocer también como “la ciudad de la oscuridad”, debido a que por la noche solo podía ser iluminada por las lámparas fluorescentes de las viviendas, permaneciendo relativamente a oscuras.
Kowloon se convirtió en un lugar propicio para la anarquía, sin intervención de las autoridades ni más vigilancia que la de algunos vecinos. Actividades como el tráfico de opio, de alcohol, la prostitución y las prácticas dentales sin licencia fueron recurrentes.
No fue sino hasta 1991 que los 50,000 habitantes que vivían aquí empezaron a ser desalojados debido a la sobrepoblación, recibiendo indemnizaciones o apoyos económicos del gobierno.
Hoy, Kowloon se halla completamente desolada y prácticamente demolida. Debido a esto ha servido de locación para la filmación de algunas películas de Hollywood, como Crime Story con Jackie Chan y Bloodsport de Jean Claude Van-Damme. Su espeluznante y derruida apariencia ha inspirado también algunos videojuegos, como Shenmue II.