En la primaria nos enseñaron que cada 13 de septiembre se recuerda la valerosa batalla de los Niños Héroes del Castillo de Chapultepec en contra del ejército estadounidense. La historia oficial se encargó de reducir la batalla al gran sacrificio que hicieron los jóvenes cadetes, aunque aquel día había alrededor de 800 soldados mexicanos que fueron apoyados por el batallón de San Blas que estaba conformado por 400 hombres y 50 cadetes del Colegio Militar. No solamente fueron 6 niños, como indican los libros de la SEP.
Si vemos el registro que tienen en Estados Unidos sobre la toma del Castillo de Chapultepec, la captura de prisioneros y la liberación de 49 presos por parte del Teniente Coronel Ethan A. Hitchcock, encargado de la inspección general del Ejército de Estados Unidos. Entre otros nombres, se pueden ver: J Mariano Monterde (Director General), Antonio Poucel (Profesor de Esgrima) y los alumnos: Manuel Alemán, Fernando Poucel, Miguel Poucel, José T. Cuellar, Ignacio Molina, Antonio Solá, Cástulo García, Vicente Herrera, Ignacio Burgoa y muchos más.
Por otro lado, el 11 de septiembre se registró la creación de la Medalla de Honor para venerar a los grandes defensores del Castillo de Chapultepec, en donde se pueden ver el nombre de los tenientes Manuel Alemán, Fernando Poucel, Juan de la Barrera; los subtenientes Miguel Poucel, José T. Cuellar, Francisco Márquez, Fernando Montes de Oca, Austin Melgar y Vicente Suárez.
El mayor mito que gira alrededor de esta historia y como el valeroso Juan Escutia – que no era cadete del Colegio Militar- tomó la bandera de México y decidió arrojarse del castillo para que el enemigo no pusiera sus manos sobre ella. En realidad Escutia no murió por un gran salto ni murió envuelto en la bandera, cayó del castillo abatido por varios tiros junto a Fernando Montes de Oca y Francisco Márquez cuando intentaban huir hacia el jardín botánico.
La bandera si fue capturada por los invasores estadounidense y fue devuelta a México hasta el sexenio del presidente José López Portillo.