Cuando Marissa Heckel supo que estaba embarazada de nuevo, supo que no quería tener a su bebé en un hospital. Si bien esto es lo usual hoy en día, una mala experiencia anterior le hizo tomar la decisión de que tendría el parto en casa, con la ayuda de su esposo y una matrona.
Y a pesar de todas las críticas que recibió, fue lo bastante valiente como para seguir adelante con su elección.
“Simplemente no quería a nadie diciéndome lo que es mejor para mí o para mi bebé. No teníamos problemas económicos”, expresó en su publicación de Facebook, “pero tener a mi hijo sin asistencia, era una oportunidad para demostrar que nuestros cuerpos fueron hechos para dar a luz naturalmente, desde una época en que los hospitales no eran lo normal”.
Marissa rompió la fuente en su cama y tuvo que soportar 36 extenuantes horas de labor para ver a su hijo; el mismo tiempo que le tomó tener a su hija mayor.
Ella comentó como en todo momento, su marido estuvo a su lado sosteniéndole la mano durante las contracciones, algo que considero hermoso y romántico. Incluso aunque se estuviera muriendo de dolor.
Hacia el final del parto, Marissa le pidió a su esposo que la llevara al baño, donde se sentó en el inodoro para tratar de empujar. Cuando pudieron ver la cabeza del bebé, la mujer se puso de pie y de un último y poderoso empujón, pudo sacarlo de su cuerpo, terminando él en brazos de su padre.
Su fotografía del instante ha vuelto locas a las redes sociales.
Y por si te lo estás preguntando, sí, el bebé nació completamente sano. Peso 4 kilos con 300 gramos, y midió 56 centímetros. Marissa espera animar con esto a todas las futuras madres, para que no tengan miedo de dar a luz.