Es de sobras conocido que la civilización persa ha pasado a la historia como una de las más prósperas debido principalmente a su fecundo arte, unido a unas magnificas formulas que utilizaban para construir unas ciudades maravillosas.
Para ello contaban con diversos avances que en el resto del mundo no se encontraban en aquella época cómo por ejemplo saber gestionar el agua tanto en sus principales ciudades como también en las zonas rurales. Esto era muy relevante ya que estamos hablando de un imperio que la mayor parte de su territorio se encontraba en zonas de desierto y al ser tan áridas tenían altos riesgos de sufrir meses de sequía y de vivir con altas temperaturas.
Uno de estos inventos era los qanat. Unas estructuras bajo tierra que eran capaces de recoger y posteriormente canalizar el agua que caía de las lluvias además de gestionar los acuíferos. De esta manera transportaban el agua hasta donde fuera necesario, ciudades y lugares donde cultivaban.
En la actualidad este ingenioso invento forma parte del patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Esta técnica persa fue creada en el primer milenio antes de Cristo y fue tanto su éxito que se fue conociendo e implementando en otros lugares famosos por su aridez, cómo por ejemplo Marruecos, Argelia, Libia, Oriente Medio y el oeste de Afganistán.
Cómo se construye un qanat
Se debe de excavar un pozo principal en una colina lo suficientemente profundo para que llegue a un acuífero subterráneo. Después se excava un túnel en posición casi horizontal al pie de la colina creando una fuente de agua.
Este túnel tiene un canal y debe ser construido con un cierto ángulo para ser capaz de transportar el agua hasta el lugar necesario. Si el qanat es muy grande entonces menor es el ángulo que se necesita para transportar el agua.
Además del pozo principal es necesario disponer de varios pozos verticales a lo largo de las dimensiones del qanat. Esto permite tener unos puntos de ventilación, además de para poder controlar el caudal y gestionar su consumo como también crear presas. Y algo bastante importante, una manera de salir cuando se vacía el túnel mientras se construye.
Esta construcción se realiza a cierta profundidad para que el agua no se evapore durante el transporte. Recordemos que en la superficie estamos hablando de temperaturas de entre 40 y 50 grados celsius.
El agua mientras se transporta es filtrada por la tierra haciéndola potable por lo que era totalmente limpia para su consumo y para regar los cultivos.
Cuando el qanat llegaba a su parte final se encontraba un edificio que tomaba el agua recogida. Desde allí se creaban canales que llegaban a diversos puntos de la ciudad.
El gobierno de Persia estaba obligado a realizar estos túneles filtrantes desde la colina hasta las poblaciones y las extensiones en la ciudad que llegaban hasta cisternas públicas y los baños públicos. Si alguien quería un canal privado debería de pagarlo de su bolsillo. Por esa razón la gente adinerada compraba su propio canal para tener agua en sus tierras.
Otra maravilla de los persas fue la construcción de las cisternas públicas llamadas ab Anbar. Los ciudadanos estaban felices de tener agua cerca de sus casas. Pero estamos hablando del desierto, os podéis imaginar lo caliente que se encontraba el agua. Eso parecía un caldo. Por lo que crearon una sistema que fomentaba que la cisterna estuviera aireada de tal manera que el agua se refrescara y el agua estuviera fría. Algo totalmente increíble teniendo que en cuenta que estamos en el desierto. Os recomiendo la lectura del articulo de la Cisterna de Estambul. He tenido la oportunidad de visitarla y no sólo es que el agua este fría es que el lugar se encuentra fresco.
Estos sistemas de control y gestión de agua en estos tiempos de tanta tecnología punta siguen en funcionamiento y distribuyen el agua en toda la región.
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