Cada 21 de diciembre ocurre un fenómeno increíble, que era considerado como sagrado por la antigua cultura celta y que no deja de marcar un cambio significativo en la Tierra. Se trata del solsticio de invierno, la noche más larga del año. En esta fecha, pasamos oficialmente a la última estación astronómica del año y los fríos comienzan a sentirse con mucha más fuerza en el Hemisferio Norte.
Pero, ¿qué es exactamente un solsticio? Se le llama así a esos instantes anuales en los que el Sol alcanza su máximo altura en el cielo, provocando que la noche o el día sean más largos, dependiendo de la estación.
Ocurre en un hemisferio a la vez, lo que explica por mientras los países del norte experimentan un clima frío, en los del sur apenas arranca la primavera.
Sin embargo, un solsticio no siempre ocurre en la misma fecha, a pesar de que tradicionalmente se marca su inicio un día 21 de cada cuatro meses. Y es que los giros orbitales de la Tierra al estar dándole la vuelta al Sol, no son exactos. Si bien los años bisiestos llegan a compensar estos retardos, observamos diferencias horarias que pueden ser mayores o menores cada año.
El solsticio de invierno, es conocido por tener el día más corto del año y la noche más prolongada. Muchas culturas alrededor del mundo lo celebran de maneras distintas. Por ejemplo, en Perú se sigue haciendo una ceremonia conocida como Inti Raymi, la cual es tradicional de los incas y se hace para homenajear al Sol. En Bolivia por otro lado, se hace el Willka Kuti, que quiere decir “vuelta del sol” y su celebración más moderna es el We Tripantu. En Escandinavia, el festival de Juul sigue teniendo lugar para que la gente pueda recordar sus raíces ancestrales.