Al norte de las costas de Francia, existe un encantador pueblecito de pescadores conocido como Equihen Plage, que a diferencia de otros, se ha caracterizado por contar con una curiosa peculiaridad: sus casas, son barcos colocados boca abajo.
Bien, no todas, pero sí hay muchas de ellas que han sido adaptadas de tal forma.
Se les llama “quilles en l’air” en francés, son encantadoras, cómodas y muy funcionales.
Esta tradición de renovar los navíos como moradas se remonta hasta inicios del siglo XX, donde no era raro que la marea arrastrara todo tipo de embarcaciones que quedaban envaradas en la península. Pronto, los pescadores vieron una oportunidad para aprovecharlos de manera útil.
Hasta antes de la segunda Guerra Mundial, varias familias habían convertido las fragatas invertidas en sus hogares, recortando puertas y ventanas en los costados y usando la cubierta como un techo resistente. Lamentablemente, los estragos del conflicto bélico terminaron con muchas de estas curiosas viviendas, aunque la costumbre consiguió prevalecer hasta la actualidad.
Hoy en día, Equihen Plage cuenta con varias casas barco especialmente reformadas, para atraer a numerosos turistas. Esta medida se llevó a cabo en la década de los 90, cuando el poblado pensaba en la manera de aumentar sus ingresos.
Estos pequeños albergues son originales, acogedores y estupendos para disfrutar del mar y la cultura pesquera francesa. Los que están destinados al turismo, cuentan con instalaciones de baño, cocina y dormitorio en el mismo espacio, además de estar decorados al más puro estilo náutico.
En ellos, es posible pasar cada noche por precios de 300 euros en adelante; quizá bastante caro para la mayoría de la gente, pero sin duda una experiencia que vale la pena, tanto como quedarse en cualquier hotel de cinco estrellas.
Y a ti, ¿te gustaría dormir debajo de un barco?